El artículo se adentra en la intrigante odisea del polvo sahariano, que, al tiempo que fabrica espectaculares puestas de sol y plantea peligros para la calidad del aire, viaja desde el desierto del Sahara hasta las costas europeas. La narración desvela la trayectoria de este polvo, la dinámica atmosférica implicada y sus repercusiones tanto en el mundo natural como en la salud pública.
Originadas en las extensas y resecas extensiones del Sáhara, potentes vientos elevan al cielo nubes de arena y polvo. Estas diminutas partículas ascienden a las capas más altas de la atmósfera, donde emprenden un viaje transcontinental impulsadas por los vientos dominantes. Este proceso, a menudo denominado Calima o Kalima, desempeña un papel crucial en los sistemas meteorológicos mundiales, influyendo en el clima, la pureza del aire y los problemas de salud.
Bases meteorológicas
Las tormentas de polvo saharianas surgen cuando las masas de aire cambiantes perturban la superficie del desierto. El intenso calentamiento solar provoca turbulencias en la baja atmósfera, donde el aire cercano al suelo se calienta y se seca, mientras que el aire superior se enfría y acumula humedad. La tierra suelta y fina del desierto es fácilmente arrastrada por los vientos vigorosos, incluidos los Harmattan o alisios. Estos vientos pueden lanzar grandes cantidades de polvo hacia el cielo, formando nubes masivas y densas que pueden viaje varios miles de kilómetros, ascendiendo a veces hasta los 6.000 metros de altura.
A medida que el polvo se eleva, puede viajar hacia el este, a veces quedando atrapado sobre una capa de inversión marina sobre el Atlántico. Estas condiciones permiten que el polvo viaje lejos, alcanzando lugares como las Islas Canarias e incluso Europa.
Implicaciones medioambientales y sanitarias
El polvo sahariano trae consigo toda una serie de consecuencias. Embellece el cielo crepuscular y, al mismo tiempo, desencadena afecciones respiratorias. Cuando los niveles de polvo en el exterior aumentan, se recomienda a las personas con problemas respiratorios que se pongan máscaras protectoras. El polvo también puede perturbar la vida cotidiana y los servicios públicos al reducir la visibilidad, lo que provoca la suspensión del transporte y otras actividades.
En enero de 2024, un extraordinario penacho de polvo sahariano atravesó el océano Atlántico y acabó virando hacia Europa. Esta nube provocó cielos brumosos y el deterioro de la calidad del aire en varias regiones, entre ellas Cabo Verde y las Islas Canarias. La tormenta de polvo emergió el 24 de enero, expandiéndose hacia el oeste antes de desplazarse hacia el norte debido a los vientos del sur. Para el 25 de enero, la densa nube había envuelto el archipiélago de Cabo Verde, lo que llevó a las autoridades canarias a advertir a los residentes sobre los riesgos potenciales para la salud y la visibilidad reducida. Al empeorar la situación el 26 de enero, se aconsejó a los habitantes que permanecieran en sus casas. La nube avanzó hacia Europa, y las previsiones anunciaban su paso por el Reino Unido y el noroeste de Europa.
Estacionalidad del polvo sahariano
Los episodios de polvo sahariano no se limitan a una estación concreta y pueden producirse durante todo el año, variando su impacto con las estaciones. Desde finales de la primavera hasta principios del otoño, la capa de aire sahariano transporta el polvo a través del Atlántico, lo que afecta al desarrollo de los ciclones tropicales. Sin embargo, en los meses de invierno y primavera, el polvo tiende a permanecer más cerca de la superficie terrestre y es transportado por los vientos alisios del noreste.
El viaje del polvo sahariano es un testimonio de la compleja interacción de los sistemas meteorológicos de nuestro planeta. Aunque puede realzar la belleza natural y la fertilidad del suelo, también plantea retos para la calidad del aire y la salud, e influye en la vida cotidiana y los servicios esenciales. La investigación continua de estos fenómenos mejora nuestra preparación y capacidad para mitigar sus efectos.
