prácticas pesqueras sostenibles para la salud de los océanos técnicas y normativas que garanticen la sostenibilidad de la vida marina

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La salud de nuestros océanos está inextricablemente ligada a las prácticas empleadas en la captura de sus recursos. En los últimos años, la sobrepesca, la destrucción de hábitats y la pérdida de biodiversidad han hecho sonar las alarmas, haciendo necesario un cambio hacia métodos de pesca sostenibles. La pesca sostenible es una cuestión de equilibrio: capturar lo que necesitamos y garantizar al mismo tiempo que los ecosistemas marinos sigan prosperando para las generaciones futuras. 

Comprender la pesca sostenible

La pesca sostenible es un planteamiento polifacético destinado a mantener las poblaciones de peces y los ecosistemas marinos en niveles saludables. Consiste en gestionar las actividades pesqueras de modo que las especies se capturen a un ritmo que les permita reponerse de forma natural. Esta práctica ayuda a evitar la sobrepesca, que puede llevar al colapso de las poblaciones de peces y afectar negativamente al ecosistema marino. y los medios de subsistencia de las comunidades que dependen de la pesca.

La pesca sostenible se basa en el conocimiento de la dinámica de las poblaciones de peces, sus necesidades de hábitat y el papel ecológico más amplio que desempeña cada especie. Esta comprensión es crucial para fijar los límites de capturas, aplicar cierres estacionales para permitir el desove y proteger los hábitats de cría. Si se garantiza el respeto de estos factores, las pesquerías podrán seguir siendo productivas y los ecosistemas vibrantes.

La clave de la pesca sostenible es la adopción de artes y métodos selectivos que reduzcan al mínimo las capturas accesorias, es decir, la captura accidental de especies que no son objeto de la pesca, como delfines, tortugas marinas y aves marinas. La pesca sostenible también implica evitar métodos de pesca que dañen el fondo marino u otros hábitats, garantizando la preservación de la integridad del medio marino. Mediante estas consideraciones, las prácticas pesqueras sostenibles apoyan no sólo la conservación de las poblaciones de peces, sino también la salud general del océano.

Técnicas para la gestión de los océanos

La gestión de los océanos abarca una serie de técnicas que contribuyen colectivamente a la salud y sostenibilidad de los entornos marinos. Una de ellas es el uso de artes de pesca ecológicas diseñadas para reducir las capturas accesorias y la destrucción del hábitat. Por ejemplo, los anzuelos circulares y los dispositivos de exclusión de tortugas en las redes pueden reducir significativamente la captura involuntaria de especies no objetivo, mientras que los métodos de pesca como la caña y el sedal capturan sólo las especies previstas, dejando ilesas a las demás.

Otra técnica es la creación de zonas marinas protegidas (ZMP), que sirven de refugio a la vida marina. Estas zonas permiten que los ecosistemas se recuperen y florezcan, libres de las presiones de la pesca. Las AMP también actúan como criaderos de peces jóvenes y otros organismos marinos, que pueden extenderse a zonas adyacentes, apoyando la pesca y fomentando la biodiversidad.

La aplicación de sistemas de cuotas y cuotas de captura asigna cantidades específicas de pescado que pueden capturar los pescadores individuales o las empresas pesqueras. Este planteamiento incentiva a los pescadores a convertirse en administradores del recurso, ya que sus capturas futuras -y su sustento- dependen de la salud de las poblaciones de peces. Combinadas con la supervisión científica y la gestión comunitaria, estas técnicas forjan un camino hacia la administración responsable de los océanos y las prácticas pesqueras sostenibles.

Normativa pesquera mundial

La normativa pesquera mundial es crucial para la gestión normalizada de los recursos marinos. A menudo son organismos internacionales como la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y las organizaciones regionales de ordenación pesquera (OROP) quienes elaboran y aplican estas normas. Establecen directrices que los países miembros se comprometen a seguir, como los límites de capturas de determinadas especies, las restricciones de los artes de pesca y la aplicación de medidas para proteger los ecosistemas vulnerables.

Acuerdos internacionales como la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (CNUDM) proporcionan un marco jurídico para gobernar los océanos del mundo. La CNUDM establece directrices para la conservación y gestión de los recursos marinos vivos, incluida la alta mar, que se encuentra fuera de toda jurisdicción nacional. Estos acuerdos se complementan con leyes y reglamentos nacionales que reflejan las necesidades y condiciones específicas de las pesquerías y los ecosistemas locales.

La aplicación de la normativa pesquera mundial es una tarea ardua, a menudo obstaculizada por problemas como la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada (INDNR). Para combatir este problema, cada vez se recurre más a la tecnología, como los sistemas de seguimiento y control por satélite, con el fin de garantizar el cumplimiento de la normativa. Además, se está mejorando la transparencia y la trazabilidad de la cadena de suministro de productos del mar, lo que facilita el seguimiento del viaje del pescado desde el océano hasta el plato y garantiza que sólo los productos del mar capturados legalmente entran en el mercado.

Garantizar la prosperidad de la vida marina

El objetivo último de las prácticas y normas de pesca sostenible es garantizar que la vida marina prospere, manteniendo la biodiversidad y el equilibrio natural de los ecosistemas oceánicos. Una gestión eficaz debe ser adaptativa, teniendo en cuenta los cambios en las poblaciones marinas y las condiciones medioambientales. También requiere la integración de la investigación científica y los conocimientos tradicionales para comprender y responder a la naturaleza dinámica de los ecosistemas marinos.

La concienciación pública y las decisiones de los consumidores desempeñan un papel fundamental en el apoyo a la pesca sostenible. A medida que los consumidores demandan productos del mar de origen sostenible, el mercado se inclina a favor de las pesquerías que dan prioridad a la salud de los ecosistemas marinos. Esta demanda puede impulsar mejoras en las prácticas pesqueras y fomentar la adopción de sistemas de certificación como el Marine Stewardship Council (MSC), que evalúa si las pesquerías cumplen normas estrictas de sostenibilidad.

La colaboración es clave para el éxito de las iniciativas de pesca sostenible. Los gobiernos, las pesquerías, las ONG y la comunidad científica deben trabajar juntos para compartir conocimientos, desarrollar mejores prácticas y garantizar el cumplimiento de la normativa. Cuando todas las partes interesadas participan en el proceso, hay más posibilidades de lograr un futuro en el que la vida marina no sólo sobreviva, sino que prospere.

Las prácticas pesqueras sostenibles no son sólo un imperativo medioambiental; son una necesidad para la prosperidad continuada de las comunidades humanas que dependen de los océanos para su modo de vida. Comprendiendo los principios de la pesca sostenible, aplicando técnicas de gestión, respetando la normativa mundial y trabajando colectivamente para garantizar la prosperidad de la vida marina, podemos salvaguardar los océanos para las generaciones venideras. El camino hacia una pesca verdaderamente sostenible es complejo y continuo, pero debemos emprenderlo con urgencia y compromiso. La salud de nuestros océanos y nuestro futuro dependen de ello.

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